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La enfermedad mental no está en la cabeza / Complejidad en los avances de la Biologia

Lun 05 Diciembre 2022

Décadas de investigación biológica no han mejorado el diagnóstico ni el tratamiento. Debemos mirar a la sociedad, no al cerebro.

Tampoco se han producido avances significativos en el tratamiento. Durante décadas, la industria farmacéutica ha producido docenas de antidepresivos y antipsicóticos, pero no hay pruebas de que sean más eficaces que los fármacos que aparecieron entre 1950 y 1990. En la actualidad, las personas con enfermedades mentales graves tienen más probabilidades de quedarse sin hogar o morir prematuramente que en cualquier otro momento de los últimos 150 años, y su esperanza de vida es entre 10 y 20 años inferior a la de la población general. La investigación biológica tampoco ha revelado por qué los fármacos psiquiátricos ayudan a unos pacientes y no a otros. Cuando un paciente me pregunta cómo funciona un antidepresivo, tengo que encogerme de hombros. “Simplemente no lo sabemos, pero tenemos pruebas de que hay alrededor de un 30 por ciento de probabilidades de que le ayude con su estado de ánimo”. Perplejo, un paciente respondió: “¿No tiene que ver con los neurotransmisores o algo así?”. Suspiré: “Sí, ésa fue la teoría durante un tiempo, pero no resultó”.

Decades of biological research haven’t improved diagnosis or treatment. We should look to society, not to the brain.

We also have not had any significant breakthroughs in treatment. For decades the pharmaceutical industry has churned out dozens of antidepressants and antipsychotics, but there is no evidence that they are more effective than the drugs that emerged between 1950 and 1990. People with serious mental illness today are more likely to be homeless or die prematurely than at any point in the last 150 years, with lifespans that are 10 to 20 years less than the general population. Biological research has also failed to reveal why psychiatric drugs help some patients but not others. When a patient asks me how an antidepressant works, I have to shrug my shoulders. “We just don’t know, but we do have evidence that there’s about a 30 percent chance that it will help your mood.” Perplexed, one patient responded, “Doesn’t it have to do with neurotransmitters or something?” I sighed, “Yes, that was the theory for a while, but it didn’t pan out.”

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